viernes, 20 de mayo de 2016

Parálisis I

Desde hacía semanas; no, meses, mi problema nocturno había agravado horriblemente a un grado físico cuya repercusión se reflejaba en mi salid que cada dos días decaía para mejorar posteriormente al día siguiente y empeorar aún más al otro día. Mi familia no sabía qué hacer después de que los mejores médicos que encontraban simplemente daban veredictos diferentes con cada visita que hacía a ellos aunque pronto ellos tuvieron que hacerme las visitas a mí.
Mis compañeros, camaradas e incluso mi novia no hacían más que darme ánimos falsos. Aunque relativamente ortodoxos  en mí no surtía efecto alguno más que una molestia constante hacía ellos e irritación suficiente para pedirles educadamente que se marchasen alegando cansancio extremo u obligándolos a irse fingiendo caer dormido de repente causándoles un aburrimiento casi instantáneo.
Cómo cualquier enfermo dormía de día casi por completo únicamente levantándome para comer e ir al baño; sin embargo las noches eran brutales para mí debido a que el sueño me era difícil de conciliar e incluso habían noches enteras en las cuales no podía dormir cuando el sueño desaparecía cómo el vapor que se mezcla con el aire. Debería agregar que mi memoria empezaba también a ser afectada, para finiquitar, aunque nunca supe si era por falta de sueño nocturno pues dicen que es el más relajado y tranquilo para reponer fuerzas que las siestas diurnas que sólo toman los perezosos cuando no se tenía alguna actividad importante durante el día, o si era por mi enfermedad constantemente peor cuya fuerza tal vez se había incrementado con el poco descanso que adquiría desde hacía tanto tiempo.
Sin duda alguna hay personas hechas para la noche que seguramente fueron concebidas y paridas a altas horas nocturnas y que, seguramente, se les fue obsequiado un collar con una luna grabada en él adjuntamente de algún poder cósmico Azathoniano para conseguir mantenerse despierto sin bostezar al menos desde las 12 hasta las 12 mientras daba vuelta completa las manecillas del viejo Ben. Estas personas que fueron creadas y nacidas de la noche usualmente son los reyes de la fiesta con un gran sentido del humor, un estilo de baile nocturno y gótico y con un aura obscuramente agradable a la vista de cualquier espectador, características que son especiales y fuertes cuando marca las diez pasado meridiano en su reloj cuya carátula irónicamente tiene también una luna llena estampada a lo ancho de todo el dial.
Afortunadamente para usted, lector morboso con deseo de la extrañeza, pero lastimosamente para mí, yo no pertenecía a ese club-logia de seres de la noche cuya energía aumentaba cómo fuego bañado en gasolina al caer nuestro astro rey del horizonte occidental.
Habiendo aclarado este punto es por sentido común casi afirmar que yo sólo no soportaba la noche, la vida alegre de aquellos jóvenes mantenidos en grandes rasgos por su padres no era para mí pues ni siquiera soporté una quinta semana sin sueño nocturno constante. Al amanecer en el primer día de la cuarta semana sin dormir plácidamente por la noche caí en una grave y muy severa crisis nerviosa de la que el médico temió lo peor por lo cual llamó a un especialista en desórdenes de sueño -Al cual yo lo llamaba bromeando “El doc. Onírico”- y ambos acordaron en darme unas tabletas con un sabor horrible y cuya caja tenía el dibujo de tres hexágonos pegados relativamente de manera horizontal, las dos formas hexagonales de los extremos poseían una línea en la parte superior al igual que otra línea en cada lado, en cambio la figura de en medio tenía una O en la parte superior, careciendo de líneas al igual que sus iguales a su lado pero en la parte inferior poseía una línea similar a una parte del hexágono, es decir, una línea en zigzag que terminaba en una letra N de la cual se desprendían dos líneas, una abajo y otra de lado izquierdo. Esa figura si era figura o dibujo me hizo pensar que si esa medicina estaba hecha de Nitrógeno y oxígeno podría matarme aunque creo que no fue importante pues debía de tomarla por orden médica si volvía a caer en la crisis.
Todo aquél que vio mi comportamiento en mi delirio fatal se preocupó  extremadamente -¿Y por qué no deberían de hacerlo si pasaron cosas tan horribles y tuve comportamientos tan extraños que incluso el aún más loco e insano pasaría cómo un sujeto sensato y cuerdo frente a mis acciones?- Aunque realmente sólo me vieron 4 personas que fueron mis padres, mi hermano y mi primo que venía de su provincia para visitarnos unos días. Picado por la curiosidad e inducido por el reclamo matutino de mi hermano me relató dichas acciones de mi trance pasajero:
<<Cómo habías estado los días precedentes, con insomnio, continuaste esa noche pero esta sin duda fue sumamente diferente.  Cuando fui a dormir tú leías con un afán común en ti, es decir, entre leyendo y durmiendo, uno de tus libros de P… y continuaste así hasta lo que yo calculo unas dos horas cuando comenzaste a hacer un ruido por lo menos durante 30 minutos.  El sonido era un ritmo regular de dos golpes cada cierto tiempo. Después de que paraste volví a quedar dormido. Posteriormente volví a despertar cuando comenzaste a tararear una melodía que me resultó bastante familiar aunque no pude descifrar qué canción qué canción era o de qué tonada se trataba. Tu tarareo duró unos 4 o 5 minutos netos y callaste de nuevo. Volví a dormir después de 10 minutos más o menos aunque, sinceramente, intranquilo. Pasó tal vez un pequeño intervalo de tiempo cuando tu conducta volvía a desapaciguar mis sueños: Tu nueva manía comenzaba, seguía y no terminaba con un murmullo leve que decía la palabra “Bah”. Repitiéndose una y otra vez sólo detenida por una milésima de segundo cuando tomabas aire para volver a repetirla. Eso me hizo molestar porque era ya la cuarta vez que me despertabas así que decidí confrontarte.
- ¿Qué te sucede? – Te pregunté-
-Shhh – Respondiste tú- No hables fuerte o ÉL puedes escucharte, hermano mío.
-¿Quién? – Volví a preguntar.
- El que respira fuerte –Dijiste.
Traté de sacarte más información mas sin embargo hiciste caso omiso a mis preguntas y únicamente repetías “Bah” cómo antes. No tardaste demasiado en callarte y dormirte o hacerte el dormido porque despertaste después de un momento pronunciando la frase “Veni veni venias” y caíste de cara en la mesa que, de no ser por el mantel acolchado que pusiste ahí para sólo Dios sabe te hubieras hecho daño. No volviste a hacer ningún ruido desde entonces, lo único que me pareció extraño fue el hecho de cómo llegaste a tu cama si habías estado dormido.
Nada… No me sonaba nada de lo que relató mi hermano, incluso tratando de hacer memoria, forzando a mis neuronas conectadas todo lo que pude para que sus ondas eléctricas trabajaran de manera totalitaria sobre mi hemisferio y aún así en intentos toda la mañana, no tuve ni la más mínima remota respuesta a la incógnita de en qué lugar de mis recuerdos se alojaba aquella anécdota. Esa experiencia de no recordar tal cosa me hizo pensar en la ironía socrática y la mayéutica. Verá usted, la ironía socrática era un método de “aprendizaje” mediante el cuestionamiento de las cosas por el camino del diálogo, un locutor dice un conocimiento que tenga mientras que su receptor lo escucha y lo retroalimenta diciendo en qué cosas está equivocado este; después de mucho discutir se logra conocer, entender y aprender algo más, en palabras socráticas, se da a luz al conocimiento de un hombre. Me hizo pensar en dicho método por una de las etapas el cual se describe cómo un dolor debido a que el pensamiento original es una farsa de cierta manera. Es cómo un gancho ascendente directo al rostro del propio orgullo. Esa sensación también es parecida a la frustración de cuando uno cómo individuo imaginador y estupefacto tiene un sueño divino digno del mismo arte de Miguel Ángel pero al despertar no se puede recordar de qué iba.
Me frustré tanto los siguientes días. Espantosamente no por no poder recordar los eventos tan horridos en el ámbito onírico pudriendo la tranquilidad cómo una guerra a los pobre niños que mueren en agonía allá en el continente donde sale el sol. Me refiero al suceso que mi hermano me relató y fue preocupante por el deseo morboso, ese deseo morboso cual aquellos que tenemos los seres humanos de cuando en cuando cómo el daño brutal hacia las vidas ajenas o llegar al poder mediante la aniquilación psicológica o física de nuestros rivales, el anhelo de que me volviera a suceder y que al no recibir una afirmación por parte de mi comportamiento moribundo me frustraba, cómo ya lo he dicho, a tal punto que por las noches me acostaba boca abajo sobre mi pobre, rota y desgastada cama que quedó en esa condición debido a la desesperación nocturna anterior a esos deseos que me hacías moverme constantemente mientras buscaba el ángulo más cómodo que me ayudara a conciliar el sueño. Me cubría el rostro con la almohada y gritaba compulsivamente hasta sentirme lo suficientemente cansado cómo para caer dormido decepcionado, similar al sollozo nocturno del desamor, sin darme cuenta. Por obvias razones creo que este comportamiento terminó de deteriorar mi salud pues al poco tiempo ya yacía en cama sin poderme levantar casi a ningún lado. Pese a eso mi deseo porque volviese a sucederme aquél acontecimiento intrapersonal o sobrenatural tal vez perseveraba frenéticamente.
Las noches continuaron así con un deseo extraterrenal de revivir la experiencia aunque tristemente para mí y mi salud, sin éxito. Inclusive puse una cámara para poder grabar mi comportamiento pero… realmente de nada servía revisarla pues recordaba cada movimiento (Ya que no eran muchos por mi cansancio físico degenerativo) en las noches de semidolor honrado.
Cierta noche después de mi rutinario movimiento de desesperación horrendum caí dormido finalmente pero ¡Cómo desearía ni haber dormido! Entre mis sueños pude sentir un temor que me heló la sangre, el estómago me revolvió y la energía bajaba de mi cuerpo. La temperatura alcanzó un frío extraño a la par que mi sudor emanaba de los poros de mi cuerpo mojándolo con gotas glaciares y temblaba espasmódicamente entre delirios tortuosos alucinantes. Era una sensación de divagamiento entre dormido pero con el sentidos fuera del cuerpo encendidos cómo una luz roja en la mitad de una obscuridad absoluta que se acerca más y más a la par que enceguece la mirada.  Lo sufría internamente. Todo el espanto y el terror era encarcelado dentro de mi semiinconsciente corpus y así, sin quererlo, tenía que soportarlo pese a mi intenso deseo de gritar, brincar o siquiera moverme un poco para salir de aquella gloria tétrica que me tenía incrustado en el colchón desgastado de mi cama, ahí dónde los terrores increíbles me atormentaban impidiendo el más mínimo movimiento otorgándome algo similar al deseo cumplido que llevaba días pidiendo que se me cometiese. En vano hice esfuerzos por moverme terminando cansado y cediendo a los espantos que me atormentaban mientras lloraba por dentro. No sé en qué momento pude desmayarme por fin, liberándome por esa noche de todo aquello.
A la mañana siguiente según mi sentido del tiempo interno, desperté en la clínica que frecuentaba mi familia. Noté esto pues las habitaciones eran similares a dónde yo alguna vez estuve cuando fui internado siendo aún un niño ingenuo cuya imaginación jamás habría previsto para nada el suceso tan lúgubre y enloquecido que me dejaba nuevamente en aquella habitación postrado y esperando si estaría vivo para el próximo verano. Me encontré a mí mismo conectado a un respirador artificial, máquinas que me suministraban suero y varias cosas que no identifiqué por caer dormido. Nuevamente desperté y esta vez pude ver mejor, comparativamente pues sólo miré al lado derecho, lo que había a mi rededor: Tenía un contador de pulso junto a mi cama y si lograba enfocar mi vista con exactitud podría notarse un desfibrilador casi oculto entre sábanas ensangrentadas enfrente de un sucio y casi roto lavabo donde paquetes impredecibles se encontraban cómo si fuese un bote de basura improvisado. Quise volver la cabeza hacia mi lado izquierdo pero encontré frente a mi cama a mi madre que yacía sentada con la cabeza gacha al lado de mi hermano quién se encontraba en la misma posición en una pequeña hilera horizontal de sillas pegada a la pared en esa habitación que aparentemente compartía con alguien más que miré por el rabillo del ojo, aparentemente aún dormido o dormida. Noté un nuevo relleno en recipiente del suero y mis medicamentos: Nuevamente aquella cosa estúpida hecha de nitrógeno.
¿Es acaso que estaban medicándome con veneno?- Pensé por un momento.
Mis pensamientos viéronse interrumpidos al despertar mi madre aniquiladamente angustiada con esa mirada de tristeza desesperada con la que sólo una madre podría ver a un hijo cuando padece un mal que amenaza con sucumbir con la vida de su cría. En cuanto me vio despierto se levantó a abrazarme llorando y balbuceando palabras inentendibles por las lágrimas y el llanto saliendo de sus ojos cristalinos y boca móvil cual títere tartamudo en alguna función extraña para niños enfermos. Al escuchar aquél sonido de desesperación gratificante de mi madre, mi hermano despertó sobresaltado brincando de su asiento para dirigirse raudo en dirección a ella abrazándola y preguntando si había pasado lo peor.
- ¡Se despertó! ¡Debe de sentirse mejor! ¿No es así? – Dijo mi pobre madre gritando de una emoción que jamás vi en ella.
- ¿Cómo que se despertó? – Exclamó mi hermano y con languidez me miró.
Durante las próximas horas estuve recibiendo visitas molestas de mis familiares y amigos cercano además de mi novia que, similar a mi madre, estaba histérica por lo que había sucedido.
- ¡Inaudito! – Dijo uno de mis amigos - ¿Cómo puede ser posible lo que te acaba de pasar?
- ¿A qué te refieres? –Pregunté yo extrañado con alguna mirada que encajaba precisamente con el tono de voz que mi camarada había proferido. 
Mi madre únicamente se limitó a mirarme y a callar a mi amigo excusándose en que debía descansar pues recién me levantaba.
Por fortuna para mi humor al poco rato todos se habían ido quedándome únicamente yo y mi roomie. Encendí el televisor al poco tiempo pues el aburrimiento me carcomía con rapidez y lo único que podría quitar aquella sensación de ansiedad era a mi parecer una mirada a la destrucción de mis neuronas por medio de aquél telecomunicador. Se transmitía un programa sobre la vida salvaje en África, en la sabana exactamente.
“La alimentación del león es interrumpida por las hienas, animal carroñero que estando en manada logran arrebatarle la comida a nuestro felino africano. Siendo un animal fuerte trata de defenderla mas al ser un grupo de por lo menos 4 hienas  es obligado a retroceder. Ambos animales se alimentan de presas típicas de la región cómo son las cebras, las gacelas, los jabalíes morados…”
- ¿Jabalíes morados? – Repetí en voz alta cuando el narrador del programa continuó con la lista de animales, una lista de animales muy extraña que en ese momento me causó una leve sensación conocida para mí, una sensación de vacío, incredulidad y un espanto leve.
“…Bicerontes colaparda, antiálcopes, ornitofingaroos, bamborús, dromadrones, brincochalcos, anfimeteos, chuckóus, soracudos, noctiloides, barrambidos…”
Ningún animal tenía sentido en absoluto. Algunos eran cruzas de otros animales y algunos otros eran tan grotescos que no sé si podría describirlos o si siquiera podrían ser animales.
- ¿Cómo sobreviviste? Me preguntó el ser de la otra camilla cuya voz delató ser proveniente de una muchacha, quizá de mi edad- Es imposible que estés vivo, llegaste muerto al hospital
-¿Pero qué has dicho?- Pregunté con obvia incredulidad.
- Cuando llegaste a esa cama yo me encontraba ya aquí cómo lo he estado desde hace veintisiete años, cuando me atraparon. Llegas y estabas dado por muerto. Incluso los doctores alegremente contaron dos minutos.
- Espera… ¿Veintisiete años? ¿Te atraparon? ¿Alegremente los doctores? – Me aterró más el hecho de que había dicho eso más que haber escuchado que morí por dos minutos; es en este momento que aquella sensación que me asaltó al ver el documental comenzó a tomar mejor forma y a verse notoriamente más presente. El terror que se apoderó de mí me hizo recordar la palabra proferida por mi amigo en su visita: ¡Inaudito!
Ella se encontraba volteada de costado en su cama que estaba perpendicularmente a la mía, no le había visto el rostro hasta entonces pero cómo desearía no haberlo visto nunca. Se giró para responderme y ¡Lo que vi! Las pupilas de la muchacha que sin duda había sido bella en antaños años ni siquiera estaban, parecían dos bolas redondas de pared blanca recién pintada, inexpresible. Su piel roja contrastaba aún más con aquellos ojos tétricos que casi se llevan mi alma cuando los vi detenidamente. Sus dientes eran faltos siendo reemplazados por pedazos incrustados de vidrio roto lleno de sangre coagulada de origen aparentemente desconocido. Portaba una bata blanca con cruces rojas invertidas estampadas y sus brazos fueron reemplazados por dos de esos animales que vi en el documental: Un dromadrón que era una criatura repugnante de color verde, similar a una rana pero su cabeza era grotescamente hinchada donde los ojos encendidos de color carmesí se posicionaban lateralmente teniendo que poner la cabeza de perfil para poder verme. Las fauces sólo constaban de dos colmillos largos que se enterraban en las encías haciéndolos sangrar cuando este cerraba la boca, quizá similar a los vidrios que poseía la chica y por eso tenían sangre coagulada. El resto del cuerpo era lo único parecido enteramente a la rana aunque este dromadrón estaba aparentemente cosido al brazo de la chica. El otro animal se trataba de un barrambido. Espeluznante ser bicéfalo con una cabeza similar a la de un gecko pero con una amplia nariz por la que se podía ver su órgano vital, ojos amarillos y desorbitados y lengua siempre saliendo de aquella boca escamosa y llena de baba. Por otra parte la cabeza de junto era parecida a un pollo rojo con la excepción de tener una cresta impronunciablemente larga de color blanca. De sus ojos negros emanaba un líquido de igual color haciendo parecer a esta cabeza que está llorando algún segundo estado del agua sacado de una película de terror. La escena me hizo querer correr de ahí mas no podía levantarme cómo si estuviera de nuevo en aquella noche en la que me ocurrió algo tan trágico y horrible que me había traído al hospital donde posiblemente fuera a despedirme de la vida de una vez y para siempre. Sólo cerré los ojos mientras la “chica” se acercó y lamió mi rostro con su lengua que me raspó cómo una lija y me abrió la piel dejando mi sangre al descubierto y haciendo que los animales de los brazos de aquella mujer, si es que podría llamar mujer a aquél ser que daba el gatazo de ser femenino, se pusieran frenéticos a babear cómo si fueran algún hijo retardado de un matrimonio que sólo tuvo hijos idiotas que sólo pensaban en que el sol era comida.
Después de esta observación rápida que hice pude verme a mí mismo, cómo si estuviera en tercera persona, llorando, gritando y pataleando desde el lecho de mi cama que pronto sería el testigo de mi deceso a manos de una criatura de pesadilla mientras que mis padres entraban a la habitación cargando un grimorio dudoso.


Las sensaciones que el cuerpo padece en una pesadilla sólo son válidos en la misma pero en el cuerpo no lo son. Aunque nada te protege del temor, la fuerza bajada y el sudor frío que emanará de tu cuerpo cuando el miedo a lo desconocido que generó tu propio cerebro, traicionándote, te asalte. 

martes, 29 de septiembre de 2015

Sueños nocturno coma I

No lo sé.
Espero no lo tomes cómo algo malo y lamento si es malo o inadecuado, pero no puedo dejar de pensar en ti.
No sé si has llegado a gustarme, es dudoso pero ¿qué más sería si escucho una y otra vez la misma canción mientras doy vuelta a viejas fotos?
Era tu mirada infantil lo que me hacía sonreír. Era tu voz y el sonido de tu risa la que me hacía molestar y dudar de si era bueno lo que sentía o era malo.
Oh, viejo ¿qué me ha pasado? ¿Qué me sucede? ¿Lo que siento está bien? ¿Estará mal?
¿Por qué se siente tan bien pero se siente tan incorrecto?
Cada nota que es tecleada sólo aumenta esta ilusión de querer tomarte de la mano, besártela y caminar contigo hacía una playa distante mientras continuamos armoniosamente escuchando el dulce sonido de cada nota siendo reproducida.
Lamento si soy molesto, lamento si siento, así incluso lamentaré si es momentáneo. Lamento haberme fijado en tu cabello delgado cómo las más finas cosechas de maíz puro en el campo de un granjero viejo. Ese granjero podría ser yo. La esposa podrías ser tú. Claro que todo sería cómo hilos de color zanahoria. Un maíz de zanahoria.
Discúlpame por fijarme en tu nariz y su defecto colateral, su hermoso defecto colateral que sólo tú y yo conocemos.
¿Qué sería yo sin tu hermosa piel blanca y tierna cómo la de un conejo recién nacido…? tan cálida, tan frágil, tan bella… tan tú.
¿Será un sueño de amor o sólo una fantasía de piano nocturna?
Odio hacerme tantas preguntas, cariño. No sirve de nada estar solo en una noche de verano escuchando al señor Liszt.
Sólo déjame ir contigo, por lo menos esta vez. Una vez, sólo pasado mañana. Mañana. Hoy. En dos horas tal vez.
No me duele tu rechazo porque sé que lo que siento no está bien, pero me alegra que lo sepas. Quiero saber si esto es real. Muéstrame tu corazón y yo prometo entregarte el mío.
Has que tu guitarra me haga olvidar el piano, por favor.


Exacto, rómpela entre mi cráneo y mi nuca

domingo, 24 de mayo de 2015

El consejo

En un lugar arcano lejos del universo, de los planetas e incluso de la misma mente, se encuentran un grupo selecto de seres amorfos que discuten entre ellos. Conformado por varios de estos seres ellos saben todo de todo, lo conocen todo y discuten sobre todo. Hablan y hablan  en un plano dimensional dónde no se conoce el tiempo.
Estos grandes seres discuten acerca de lo que pasará al momento siguiente para cada uno de los seres en todo lo que se conoce cómo realidad. Ellos deciden quién se cruzará con quién en la calle, cual bomba será detonada, si alguien ganará un premio, destinan el más mínimo detalle, pensamiento y acción de cada cosa que contenga vida e inclusive de las cosas que son inanimadas.
Cualquiera pensaría ¿cómo es posible esto? Honestamente nadie lo sabe, ellos simplemente saben cómo hacerlo, de qué manera hacerlo y por qué hacerlo. Ellos lo saben todo de una manera total, sin equivocarse y, sin temor a saber si está bien o mal, dan su opinión uniforme sobre cada hojita que caerá del árbol de cada uno de los árboles por toda la realidad. También les dan la creatividad a los artistas sobre cada fina raya que deben de pintar por sobre todo el lienzo. Al escritor le ordenan cuál palabra es más adecuada para usarse en cada oración. Al ingeniero le dicen cómo poner cada número en cada fórmula para que su nuevo invento sea un éxito o, en su defecto y si así lo deciden, fracase matando a la persona si así lo quieren ellos. Deciden el destino final de cada bala disparada por el soldado que se encuentra en la guerra a miles de kilómetros de su hogar. Pueden decidir si usted el lector quiere seguir leyendo acerca de ellos o si se detendrá en la siguiente palabra simplemente porque ese es su deber cómo miembro de la mesa.
Deciden el movimiento de las hojas y a qué dirección irá el viento a pesar de que si el meteorólogo dijo lo contrario. Deben seguir las leyes de la física de cada planeta, claro está y esto se debe a que nadie debe conocer su existencia por decisión suya. Nadie los conoce. Nadie sabe si son reales pero todos sabemos que todo tiene un orden y, queriendo aguadar la realidad, ellos son los causantes de ese orden o del desorden de cada lugar colocado por la irrealidad (Incluso en la irrealidad ya que ésta está creada por algún ser real).
Los humanos y otras cosas vivientes y pensantes les han dado una infinidad de nombres a cada uno de los hechos que se realizan por parte de aquellas personas interespaciales que hablan en el universo. Les han llamado “milagros” les han llamado “pericia”, “suerte”, “fortuna”, “casualidad”, etcétera. Un dato interesante que se sabría ya, con un poco de lógica en mis explicaciones, es que todas esas palabras fueron inventadas por ellos en un arrebato de egocentrismo para que sus creaciones en toda la realidad supieran al menos que todo ocurre por alguna razón y esa razón no puede ser totalmente conocida ya que sus creaciones aún no están terminadas espiritualmente todavía o al menos no lo suficiente para poder llegar a conocerlos y entender su lugar en la realidad.
Todo es inventado por ellos y manipulado por ellos. A ellos no les interesa si está bien o el mal, si es correcto, justo o eterno; pero nada es eterno, ni siquiera ellos ya que cada cierto tiempo escogen a un ser viviente que ellos prepararon desde su concepción para ser parte de ese grupo selecto y poder mover el universo con cada una de las palabras que sus bocas amorfas pronuncian. Estas elecciones de seres para ocupar lugares que ellos mismos dejan son hechas siempre al azar por lo que son muy difíciles decisiones ya que, nuevamente una paradoja, ellos hacen el azar.
Cuando un elemento de ellos decide abandonar su puesto es simplemente para poder convivir con los seres creados y conocer sus acciones físicamente, no solamente desde su puesto en aquella mesa hecha de estrellas. Cuando uno deja su puesto y es enviado al planeta o universo que decide alguien más toma su lugar para no poner el riesgo la balanza de dicha mesa y así poder seguir votando uniformemente. Al morir se pierden en la nada ya que no pueden tomar de nuevo su cargo es por eso que es muy raro que uno abandone su puesto como miembro.
Estos seres han hecho decir a muchos que se llaman “destino”, “Dios” o “dioses” pero jamás han dicho que son seres sino que son simples coincidencias que ocurren por alguna razón ya sea para bien o para mal.
Hace días ellos me han hecho pensar acerca de su existencia ya que saben que nadie me creerá acerca de lo que escribo por ser un simple trozo de polvo en todo lo conocido cómo universo o realidad. Hoy día me han hecho decir acerca de su existencia entre mis palabras y nuevamente en un arrebato muy consciente por ellos de egolatría quieren que yo les llame de cierta manera debido a que esta pequeña parte de la realidad está un poco más cerca del conocimiento arcaico que ellos poseen.
Ellos son: EL CONSEJO.